lunes, 24 de septiembre de 2012

« No creo que la fotografía haya contado nunca la verdad»


Parece un hombre amable y pacífico, pero es de fibra dura y lenguaje directo. David Goldblatt (Randfontein, Sudáfrica, 1930) es uno de los grandes de la fotografía contemporánea. Sus reveladoras imágenes de la época del apartheid en su país siguen reflejando las aristas astilladas y perfiles más vibrantes de un conflicto que sigue revolviendo las tripas de este testigo, de este activo pensador a través de la imagen. A pesar de su constante seguimiento de la realidad más cruda de Sudáfrica,Goldblatt siempre rehusó vincularse a ningún partido político o utilizar sus imágenes para fines de activismo. Ahora expone en Madrid su serie titulada Ex offenders, retratos de delincuentes y asesinos en la escena del crimen. Una forma de comprender lo que los llevó a terminar en la cárcel y sus intentos de continuar su vida al salir de allí.
PREGUNTA. ¿Cómo eligió a los retratados para Ex offenders y de qué forma se desarrolló el proyecto?
RESPUESTA. Fue a través de una organización que trabaja con gente encarcelada. Me presenté a ellos, les expliqué que me interesaba contactar con gente que había tenido problemas con la ley y luego hacer fotos en la escena del crimen. Les ofrecí firmar un acuerdo para poder utilizar las fotos y publicarlas, le pagué a cada uno alrededor de 80 euros y me comprometí a no ganar dinero con ellas. Las expongo y, quitados todos los gastos, el resto va a esta asociación de ayuda a los presos. Decidí que cualquiera que estuviera de acuerdo con estas condiciones sería fotografiado, no importa que fuera un asesino o que estuviera preso por robar una barra de pan.
P. ¿Por qué cree que estas personas aceptaron?
R. No creo que pensaran que algo así los podría ayudar, pero cuando empezamos el trabajo y entendieron que yo no era un juez, ni un policía, ni un trabajador social o un activista, sino que simplemente quería escuchar su historia sin juzgarla, se abrieron y me contaron su vida. Tal vez algunos mintieran, pero eso es parte de su testimonio también, yo no he comprobado los datos.
P. ¿Cómo llegó a esa posición vital como fotógrafo? ¿Desarrolló esta actitud a raíz de alguna experiencia en sus inicios?


Imagen de la serie 'Ex offenders', de David Goldblatt.
R. De joven me enfrenté a algunas situaciones en las que no fui totalmente honesto con las personas que fotografié. Y me tomó algunos años llegar a la conclusión de que si quería trabajar en esta profesión debía ser totalmente abierto y franco.
P. ¿Sus imágenes hablan por sí solas?
P. No. Mis fotografías necesitan palabras. No son objetos preciosos ni obras de arte que puedas poner en un museo sin explicaciones. Mis fotografías son de gente real, situaciones reales y temas reales, que son importantes para mí y tal vez para los sudafricanos. Para que estos asuntos queden claros no tengo problema en añadir palabras que digan al espectador qué es lo que ven.
P. ¿Trabaja mucho con el encuadre, la composición o es impulsivo? ¿Hay una intención estética?
R. Es difícil de explicar. A veces se trata de ver algo, de reconocerlo, de estar entusiasmado y provocado por su existencia. Si tengo suerte y todo funciona hay una relación entre esa persona, cosa o lugar. Es en parte algo instintivo, pero también un instante de reconocimiento de algo en la realidad, es en parte intelectual y deleite visual. Hay sensualidad y sexualidad implicadas. Si tengo suerte, todo esto se junta. Sucede.
P. Como hombre y como fotógrafo será recordado por el tiempo que vivió y por cómo lo dejó reflejado. ¿Cómo ve hoy toda esa etapa delapartheid?


Imagen de la serie 'Ex offenders', de David Goldblatt.
R. No debe olvidar que sigo estando en el medio de este tiempo, de esta época. No hemos acabado con el apartheid, estamos todavía en elposapartheid. Un momento que todavía carga con gran parte del peso y de la mierda del apartheid. Nos tomará al menos cincuenta años o más limpiar el sistema, evacuar lo más negativo. Seguimos viviendo tiempos convulsos en Sudáfrica. Yo no hago fotos de noticias. Las cosas que me interesan están detrás de la noticia. Hace mucho tiempo, me di cuenta de que yo no podía ser un reportero gráfico. Soy demasiado cobarde, me da miedo la violencia y tampoco es que los acontecimientos me interesen por sí solos. Los sucesos son siempre consecuencia de algo que ha sucedido antes y son esas condiciones anteriores las que me suelen interesar. Sí, he sentido de vez en cuando que es muy difícil saber si lo que estoy haciendo tiene interés porque he estado rodeado por grandes y terribles acontecimientos, mientras a mí me preocupaban ciertas minucias. Pequeñeces. Hay que aceptar las propias limitaciones. Soy limitado. A veces resulta complicado mantener el foco en lo que estás haciendo porque parece una pérdida de tiempo, algo trivial.
P. En lo formal, ¿se considera un fotógrafo más bien clásico o innovador?
R. No soy innovador ni creativo. Desde 1948, cuando empecé a hacer fotos, hasta hoy hay una línea recta. He perfeccionado la técnica, me fijo en muchas cosas distintas, pero fundamentalmente y por debajo de todo aquello, siempre presté atención a lo mismo: los valores humanos. Lo que la gente valora, cómo gestiona esos valores y, sobre todo, cómo los expresan.
P. La fotografía se consideró mucho tiempo como la prueba de la verdad. ¿Qué opina sobre los excesos de la manipulación de la imagen que hay actualmente? ¿Hay una crisis de la verdad fotográfica?


Imagen de la serie 'Ex offenders', de David Goldblatt.
R. Creo que eso es una gilipollez. La fotografía siempre ha sido manipulada, desde sus inicios. El encuadre, la exposición, el diafragma, la iluminación, lo que sucede en el laboratorio… Todas las decisiones que hace un fotógrafo en ese instante manipulan la realidad. Hoy, en la fotografía digital, el ordenador permite una manipulación extrema. No creo que la fotografía haya contado nunca la verdad en sentido absoluto. Y tampoco creo que haya dejado de decir la verdad. Hay verdad en la fotografía porque es un simple mecanismo óptico y eléctrico que permite captar lo que sucede. Y puedes usarlo como te parezca.
P. Ex offenders es una serie en blanco y negro. ¿En qué circunstancias usa el color en sus fotografías?
R. Trabajé como fotógrafo profesional muchos años, para revistas, publicidad o empresas, y lo hice en color desde el principio, en 1963, hasta que lo dejé, en 1998. En mi trabajo personal durante los años del apartheid todo lo hice en blanco y negro. El color me parecía demasiado suave o complaciente para acontecimientos tan dramáticos. Estuve trabajando en un proyecto que me llevó 15 años, hasta 1998, cuatro años después del fin del apartheid. Y entonces sentí que mi trabajo personal debía ser más expansivo para celebrar esa situación. Y empecé a fotografiar en color con mucho gusto hasta hace poco. Ahora estoy trabajando en tres proyectos que requieren el blanco y negro. Primero porque lo disfruto tanto como el color. Y me apetecía. Pero también porque estoy muy furioso con lo que sucede ahora en Sudáfrica, y el blanco y negro es el medio idóneo para reflejarlo. Muchos de los Ex offenders no tenían por qué haber terminado como criminales. En España están pasando ahora por algo que nosotros hemos tenido durante muchos años, altas tasas de desempleo del 25% o 30%. En algunas regiones hemos tenido el 90% de paro. Los jóvenes estaban jodidos. No tenían nada, ni posibilidades de conseguirlo. Cometen un robo, después otro, drogas, violencia, asesinato y violaciones. Eso me enfurece. No porque piense que toda esta gente es inocente, pero sí que muchos terminaron siendo criminales porque no tuvieron otra alternativa. Este tipo de asuntos requiere el blanco y negro.
P. Usted nació y ha vivido siempre en Sudáfrica. Su trabajo está centrado solo en ese país. ¿Por qué?
R. Siento que no puedo reflejar otro país en el que no haya nacido y vivido, en el que no pueda sentir en los huevos, en las tripas, que entiendo lo que pasa. He viajado por todo Sudáfrica y tengo buena idea de lo que sucede. No puedo presumir de venir a España y hacer fotos que escapen de lo superficial. Hice unas hace años para el Macba que estuvieron bien, pero no creo que fuera un trabajo con profundidad.
David Goldblatt. Ex offenders. Galería Elba Benítez. San Lorenzo, 11. Madrid. Hasta el 3 de noviembre.

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