sábado, 22 de septiembre de 2012

Lunch Atop a Skyscraper








El hombre que hizo la mejor foto de Nueva York
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Detalle de una versión en color de 'Lunch Atop a Skyscraper'. (CORBIS)
Rubén Díaz Caviedes22/09/2012  (06:00h)

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Pocas imágenes han retratado mejor una ciudad, un país y una época, y pocas han sobrevivido como ella al paso de las décadas. Almuerzo en lo alto de un rascacielos Lunch Atop a Skyscraper– celebró esta semana su ochenta cumpleaños y lo hizo sin haber perdido un ápice de su longeva popularidad.
La fotografía de los once albañiles fue tomada el 20 de septiembre de 1932, en plena Gran Recesión, mientras se construía el Rockefeller Center de Nueva York. Desafiando al vértigo, los trabajadores se sientan para comer en una viga de acero a sesenta y nueve pisos de altura en el Edificio RCD, posteriormente rebautizado como Edificio GE. Tras ellos –y muy por debajo– Manhattan y Central Park y, pesando en la atmósfera, la terrible crisis económica. En la década de los treinta el magnate del petróleo John D. Rockefeller construyó un faraónico complejo de rascacielos en el corazón de la ciudad mientras uno de cada diez neoyorquinos estaba desempleado. Quienes trabajaban en él se enfrentaban a condiciones tan duras como las que ilustra la imagen.
Aunque pasó a la historia gracias a esta instantánea, Charlie Clyde Ebbets hizo mucho antes Almuerzo en lo alto de un rascacielos. Nació en Alabama en 1905 y siendo joven probó suerte como periodista, piloto de carreras y hasta en el cine. Incluso protagonizó Wally Renny, una popular serie de filmes sobre las aventuras de un explorador en África. Ebbets, no obstante, eligió pronto su posición detrás de las lentes y a finales de los años veinte ya era un fotógrafo de prestigio en Florida. Allí trabajó para el Miami Daily News y en 1927 documentó la Tamiami Trail, una aventura de casi 500 kilómetros entre Tampa y Miami. Sus instantáneas aparecieron publicadas en todo Estados Unidos y la familia Rockefeller decidió contratarle. Quién mejor que él para retratar con el debido lirismo cómo su imperio se elevaba hacia el cielo de Nueva York.
El fotógrafo del vértigo
El tiempo ha demostrado que los Rockefeller acertaron en su elección. A Ebbets, que había nacido en un pequeño pueblo, le fascinaron las alturas de Nueva York, pero sobre todo sus moradores. La serenidad con la que los obreros del rascacielos tentaban al vacío conquistó al fotógrafo, que dedicó parte de los siguientes meses a retratar el vértigo en todas sus formas posibles. Sentados en vigas o colgados de poleas, los profesionales de las alturas fueron de repente los únicos neoyorquinos que interesaron al artista, que consagró su pequeña cámara de reportero a retratar humildes albañiles, peones y capataces de la construcción contra el fondo del opulento centro financiero de Manhattan.
Almuerzo en lo alto de un rascacielos se publicó por primera vez en el New York Herald Tribune en octubre de 1932 y le convirtió en una celebridad. Otra de sus mejores imágenes es Hombres dormidos en una viga –Men Asleep on a Girder–, tomada el mismo día que la anterior, en la misma ubicación y protagonizada por algunos de los mismos obreros. El registro histórico dice que otros fotógrafos inmortalizaron la escena junto a Ebbets, pero sus nombres nunca llegaron a trascender y jamás se ha tenido noticia de otras fotos que no sean las suyas.
 
El audaz fotógrafo demostró un ojo privilegiado para el paisaje urbano, seguramente porque no lo consideraba su hábitat natural. Pese a convertirse en uno de los artistas más reclamados del país –o quizá precisamente por esto– decidió retirarse joven de la primera línea de la fotografía. Se instaló de nuevo en Florida, donde fundó la Miami Press Photographer´s Association y consagró el resto de su vida a fotografiar la naturaleza. Fue el primer hombre blanco en contemplar las vida y las ceremonias de los indios Seminolas y quien documentó mejor y con más alcance el devastador huracán del Día del Trabajo, que arrasó los Cayos de Florida en 1935.
Y allí murió más de cuarenta años después, en 1978. Cedió sus fotografías y los derechos de autor de las mismas al célebre Archivo Bettmann, el fondo de imágenes más completo de Estados Unidos, y se guarda en las instalaciones de la agencia Corbis excavadas bajo la Iron Mountain de Pennsylvania en óptimas condiciones de temperatura a la espera de que expire su copyright Almuerzo en lo alto de un rascacielos se convierta, por derecho propio, en un tesoro a compartir por toda la humanidad.

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