domingo, 27 de noviembre de 2011

Agustí Centelles en Soria, con la memoria

V Semana de la Memoria Histórica y los Derechos Humanos

Memoria, verdad, justicia

Judith Carrera Bécares Tamaño de letra 1Tamaño de letra 2Tamaño de letra 3


Memoria, verdad, justicia



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La Historia de España reincide en una constante sin sentido desde los primeros años del siglo XIX: las guerras civiles con los militares, porten el uniforme que porten. Los primeros treinta años ya del siglo XX volvieron a verse salpicados de sangre hermana. Las dos Españas de Machado se enzarzaron en batallas, bombardeos y resistencias allá un 18 de julio de 1936.

Tres años más tarde callaron las armas y muchas otras voces. Entre tanto, centenares de miles de civiles de un color o de otro fueron arrojados a cunetas y fosas comunes. Ochenta años después, los allegados de aquellos civiles buscan darles un digno entierro familiar.

Las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica acometen este complejo cometido investigando y recopilando documentos como partidas de nacimientos, registro de defunciones, fotografías y un largo etcétera. “Cuando sacamos unos restos de una fosa estamos exhumando a una persona, una historia, una familia”, reflexiona Iván Aparicio García, presidente de la asociación Memoria y Dignidad de Soria.

Soria no vivió una guerra, vivió tres años en guerra, sin frentes de batalla a excepción del sur de la provincia. No obstante, los muertos civiles fueron numerosos. “En nuestras investigaciones, basadas sobre todo en la recopilación documental y en los recuerdos de las personas mayores que vivieron aquellos años, hemos registrado unos 560 civiles desaparecidos,” explican desde Memoria y Dignidad.

Este colectivo celebra desde el 28 de noviembre hasta el 5 de diciembre la V Semana de la Memoria Histórica y los Derechos Humanos en Soria y en la que se podrá ver la muestra fotográfica ‘Agustí Centelles. Testigo de la Historia’, una exposición del Robert Capa español, Agustí Centelles.

Aparicio reconoce que, con el trascurso de los años, han percibido una mayor sensibilización de la sociedad hacia su meta: recuperar los cuerpos de aquellos civiles sorianos –en su mayoría maestros o alcaldes que habían destacado en los años de la II República- que fueron sacados en la noche de sus hogares para desaparecer abandonados en cunetas o fosas comunes en medio de una guerra que allí no se libraba. “Son muertos en la guerra, no de la guerra”, matiza Iván Aparicio.

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