jueves, 14 de julio de 2011

Agustí Centelles, 19 de Julio de 1936: una ciudad, un día, un fotógrafo

Barcelona, 19 de julio de 1936, Agustí Centelles

Una ciudad, un día, un fotógrafo:
Barcelona, 19 de julio de 1936, Agustí Centelles



A.G.
Documentalista

El médico y sociólogo francés Gustave Le Bon (1841-1931) escribió: «El
talento de los historiadores de gran prestigio consiste en hacer verosímiles las
inverosimilitudes de la historia.»
Cinco años después de su muerte, en el año 1936,
el fotógrafo Agustí Centelles Ossó recorrería la ciudad de Barcelona —con su
cámara Leica de paso universal— documentando las ‘verosimilitudes’ de nuestra
historia… Una ciudad, Barcelona; un día, 19 de julio de 1936; y un único fotógrafo,
Agustí Centelles.

Era ‘inverosímil’ que un general republicano, Francisco Franco, se alzara
en contra del gobierno al que debería defender, pues tan sólo unos meses
antes, el 14 de abril de 1936, Franco se encontraba en Santa Cruz de Tenerife,
conmemorando ‘lealmente’ el quinto aniversario de la proclamación de la
República. Hay constancia gráfica de esta celebración, que tuvo lugar en el
edificio de Capitanía General en la plaza del general Weyler de Santa Cruz de
Tenerife. Conocemos los hechos gracias a las imágenes de Adalberto Benítez. El
mismo fotógrafo captaría los planes de Franco para alzarse durante la República:
recepción de la armada en Capitanía General (en la que aparece un jovencísimo
Carrero Blanco) y posterior reunión militar (merienda) en el monte de las
Mercedes.

En 2011 se cumplen 75 años desde el comienzo de la guerra civil española,
que oficialmente comenzó a las «cinco de la tarde» del 18 de julio de 1936. Así
figura en el bando que Francisco Franco firmó declarando el «Estado de guerra
en todo el Archipiélago». Este Bando se mecanografió en papel de barba, a dos
columnas. Los únicos elementos que aparecen escritos a mano son: primero, el día
—«diez y ocho»—; segundo, la firma de Franco. Examinando el Bando parece que
lo único que había quedado pendiente era el día, pues la hora —«a las cinco horas
del día de hoy»— está mecanografiada. Y eso que, el día anterior, el 17 de julio, ya
habían empezado los primeros movimientos de las tropas sublevadas en territorio
marroquí.

Doce horas después de la entrada en vigor del Bando, a las cinco de la
mañana del día 19 de julio, los militares alzados salieron de los diferentes
cuarteles de la ciudad de Barcelona en dirección al centro, para tomar los edificios
y plazas públicas clave: como la plaza de España, la plaza de la Universidad, el
edificio de la Telefónica y el hotel Colón en plaza de Cataluña, la Comisaría de
Orden Público en Vía Layetana y el Palacio de la Generalidad.

Agustí Centelles, que había comenzado su carrera como fotoperiodista

independiente en el año 1934, y que fue el precursor del fotoperiodismo moderno
en España —al acercarnos a las personas fotografiadas («proximidad»); al
evitar las fotos clásicas tomadas por baterías de fotógrafos con cámaras de
trípode; al usar la luz natural en vez del disparo de magnesio; al centrarse en
una o dos personas, en vez de grandes grupos; al reflejar los sentimientos y
las sensaciones—, no tuvo reparos en recorrer su ciudad y exponer su vida al
fotografiar cómo la ciudadanía se enfrentaba al ejército alzado.

Él mismo relató que se encontró en «tres o cuatro ‘fregaos’» en los que estuvo
a punto de ser alcanzado, incluso por fuego amigo. En uno de aquellos momentos,
en la calle del Tigre, al caer herido un guardia de asalto, un miembro de la FAI le
quiso matar y le salvó una voz desde un balcón que avisó: «Es en Centelles, de
L’Humanitat.» Le salvó la voz y le salvó su trabajo.

En su archivo histórico hay decenas de fotografías del recorrido que hizo
por Barcelona: en el centro, con las barricadas; en el Hospital Clínico; en la calle
Diputació; en la plaza de Cataluña; en la Capitanía General; en las Ramblas. Sus
fotos no tienen desperdicio, y como el mismo dijo hubo «dos que dieron la vuelta al
mundo».

Esas dos imágenes son, en sus propias palabras: «el guardia de asalto en
una esquina con el fusil a punto, en Diputación-Lauria, y la barricada de caballos
muertos con guardias disparando».

Estas dos imágenes se han convertido en iconos gráficos de la guerra civil
española, no sólo por su publicación en la prensa internacional de la época,
incluso podemos verlas publicadas en libros europeos en el año 1974. Esta última
referencia no tendría ningún interés si no fuera porque Agustí Centelles recuperó
su archivo gráfico dos años más tarde, en 1976. Con lo cual la ‘verosimilitud’ de su
obra histórica se ha mantenido en la memoria colectiva internacional a pesar de
que su autor permaneció en el anonimato durante treinta y siete años, periodo en
el que su archivo gráfico permaneció en una buhardilla de una casa de la ciudad
francesa de Carcasona.

Las dos imágenes que dieron la vuelta al mundo corresponden a un reportaje
que Centelles realizó sobre los sucesos acontecidos en el cruce de las calles
Diputació y Roger de Llúria. El reportaje es una serie y corresponde a los últimos
20 fotogramas de un carrete de 36 imágenes. La imagen de los guardias de asalto
parapetados detrás de los caballos es el fotograma 18 (34 del carrete); la del
guardia de asalto apuntando en una esquina es el número 20 (36 del carrete).

Muchos estudiosos se han limitado a analizar estas imágenes desligándolas
del contexto, pero para ser ‘verosímiles’ debemos analizar todo en conjunto, o sea
la serie de 20 fotogramas.

Centelles llegó al campo de operaciones de la calle Diputació desde el
Hospital Clínico, donde había estado fotografiando a los heridos. Allí tuvo que

enterarse del combate que había tenido en el cruce de esta calle con Roger de
Llúria, donde se frenó el avance de las tropas que habían salido de los cuarteles
de la calle Gerona y de Artillería del cuartel de San Andrés. En línea recta entre
el Hospital Clínico y este cruce hay unos 1.200 metros. Pero para llegar tuvo que
zigzaguear por las ‘manzanas’ octogonales del Ensanche barcelonés, que tienen
unos 100 metros de ancho por 100 de largo. Así pues, Centelles llegó cuando el
combate había acabado.

¿Cómo pudo convertir en imágenes icónicas de la guerra civil hechos en
los que no había estado presente? ‘Reconstruyendo’ lo sucedido al recabar
información entre los vencedores. En la primera fotografía que toma aparecen
estos vencedores, dos a caballo, ocho subidos en un carro de artillería, y uno en el
lado derecho, frente al número 293 de la calle Diputació. Las sombras proyectadas
por el carro y sus ocupantes son casi paralelas, con lo cual Centelles llegó cerca
del mediodía al teatro de operaciones. Así, desde la primera imagen Centelles nos
informa de la realidad… él no ha estado presente en el combate, ha llegado cuando
ya había acabado. En la fotograma 6 de la serie empiezan a fotografiar los caballos
amontonados. Lo volverá a hacer en los fotogramas 9, 10, 13, 18 y 19. La serie
discurre entre esos cien metros de ancho que separan las calles Roger de Llúria y
Via Laietana, los recorrerá en ambas direcciones, para acabar en el cruce de Roger
de Llúria con Diputación. Algunos estudiosos creen que la calle se despejó cuando
llegaron cinco guardias civiles, lo cual facilitaría la realización de las imágenes
icónicas. La ‘verosimilitud’ nos muestra que los guardias civiles ya estaban en el
lugar de los hechos (fotograma 6, hay tres guardias civiles entre los milicianos y
guardias de asalto). Centelles documenta que estos guardias civiles suben a un
camión (fotogramas 7 y 8) por el lado izquierdo, y vuelven a bajar metros después
por el lado derecho (fotogramas 11 y 12), después recorren la calle y se dirigen
hacia Via Laietana.

Es entonces, cuando Centelles ‘reconstruye’ lo sucedido: tres guardias de
asalto y un civil aparecen parapetados detrás de los caballos muertos, apuntando
sus armas en dirección a la Via Laietana. No podemos aplicar el término «montaje»,
como se utiliza actualmente de forma peyorativa. Un «montaje» actualmente
intenta dar ‘verosimilitud’ a lo que es ‘inverosímil’. No es el caso. Centelles
construye la escena según la información. En el combate han participado civiles y
guardias de asalto. Los cadáveres de los caballos se han amontonado, se ha dejado
una caja de munición y un casco de un soldado rebelde ha pasado a ser un botín
de guerra. Aparece un cuarto personaje, un civil armado con una pistola… otra
muestra más de la ‘reconstrucción’ de lo sucedido, porque el civil está lejos de la
protección de la barricada de caballos muertos y va armado con un arma ligera.
Cuando positivó el negativo se dio cuenta del impacto que transmitía la imagen
si eliminaba al ‘hombre de la pistola’ y encuadraba la foto verticalmente. Esta
nueva imagen ‘creada’ en el laboratorio es la que daría la «vuelta al mundo». Los
sucesos ocurrieron el 19 de julio de 1936; días después el 1 de agosto de 1936,
la imagen sería portada en la revista estadounidense News-Week, con el único
título «Spanish barricade». Es una imagen impactante, con fuerza, que muestra
un combate a vida o muerte. También llegó a otras publicaciones europeas y se

mantuvo como referencia de la guerra civil española. Dos años después, en 1938,
la revista francesa Regards, al recordar los dos años de guerra, volvió a incluir
la misma imagen, pero con un encuadre mayor, en el que se aprecia al ‘hombre
de la pistola’. Con lo cual podemos afirmar, que la imagen, con los dos encuadres
(horizontal y vertical) tuvieron amplia difusión. El artículo de Regards lo firmaba
un joven aragonés llamado Raúl J. Sender.

La última imagen de la serie corresponde a un guardia de asalto apuntando
desde la esquina, unos metros atrás de la barricada de caballos muertos. El guardia
de asalto va en camiseta, muestra del calor de ese día, y es el nuevo propietario
del casco que ha tomado a un militar vencido. Otra muestra de la ‘reconstrucción’
de lo sucedido… si hubiera estado en el fragor del combate, hubiera cambiado su
gorra por el casco, que aporta mayor protección. Al hacerle la imagen a él solo,
Centelles le confiere cierto protagonismo. Este protagonismo ha hecho que los
investigadores hayan intentado averiguar quién era. Se le han atribuido posibles
personajes, hasta que en los años 2010-2011 los documentalistas han localizado a
los familiares de este guardia de asalto. El guardia de asalto que lleva una camiseta
blanca, según la información de la familia (su hija Manuela) es Mariano Vitini
Flórez (fallecido en 1983). Pero no estaba solo, en la imagen en que aparecen los
tres guardias de asalto, vuelve a aparecer Mariano Vitini y a su lado (el guardia
de asalto que aparece en el centro) es su hermano José (fusilado en 1945). Ya
no son protagonistas desconocidos… ahora se podrá incluir su nombre en el
título de la imagen, los museos que tienen copia de esta foto podrán actualizar
sus datos, algo que agradecerán sus usuarios: «El guardia de asalto Mariano
Vitini Flórez apuntando con su fusil en la esquina de la calle Roger de Llúria con
Diputació», o «Guardias de asalto, entre ellos los hermanos Vitini (Mariano y José),
parapetados detrás de una barricada de caballos». Esperamos que lo hagan, sobre
todo si son museos públicos. Excepto si únicamente se interesan en el soporte de la
imagen y no en el contenido. En este caso la publicación de este tipo de artículo y
su difusión en internet restará ‘verosimilitud’ a sus fondos sin actualizar.

Setenta y cinco años después la memoria vuelve a resurgir gracias a las
imágenes de Agustí Centelles… ¡qué interesante sería que se reencontraran
los descendientes (ya mayores por cierto) de todos los actores (fotógrafo y
fotografiados) para dejar constancia de cómo una imagen ha permanecido durante
setenta y cinco años en nuestro recuerdo! Las imágenes de Agustí Centelles son
espejos de nuestra historia en las que podemos contemplarnos para no olvidar lo
que hemos sido mientras proyectamos nuestro futuro. Hoy, también son lugar para
el reencuentro personal. — A.G.

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