Las mujeres de Antonina
La escritora granadina presenta una nueva edición de las silenciadas republicanas
La escritora granadina Antonina Rodrigo recupera y actualiza en el sello editorial La Esfera de los Libros uno de sus títulos de referencia: ‘Mujeres olvidadas. Las grandes silenciadas de la Segunda República’, esas mujeres a las que «se persiguió, se exilió, se silenció y que se ha intentado sumir en el olvido, porque fueron siempre la avanzada más difícil de someter, porque conciliaban la rebelión personal con la solidaridad universal», según la autora.Rodrigo inició hace muchos años la labor de recuperar y dar a conocer la vida y la obra de estas grandes figuras de la Segunda República española –la vanguardia intelectual, política y artística–, excluidas de la historia de España. A pesar de silencios y olvidos, la lucha y utopía de estas pioneras forjaron a la mujer de hoy. Esta nueva edición del libro ofrece «la apasionante existencia de quince mujeres, que encarnan a cientos, a miles, cuyos nombres levantan infinitos ecos en nuestro horizonte histórico»: las revolucionarias Dolores Ibárruri, Margarita Nelken, Vitoria Kent, Federica Montseny y Maruja Ruiz; la periodista María Luz Morales; las actrices Margarita Xirgu, Antonia Mercé y María Casares; las maestras María de Maeztu y Enriqueta Otero Blanco; la pintora María Blanchard, y las escritoras María Goyri, Zenobia Camprubí y María Teresa León.«La vida de unas mujeres que, a través de sus vibrantes testimonios, de sus escritos, de su obra, nos evocan su liberación cortada en pleno vuelo por una guerra cruel y una represión feroz. Todas ellas son eminentemente representativas. Esas mujeres un día constituyeron la vanguardia que erosionó convencionalismos y atavismos esterilizadores», dice Antonina. «Ellas tenían clara conciencia de su personalidad, afirmaban su derecho a ser reconocidas como seres conscientes, capaces de asumir cualquier papel, por encima de la arbitraria y sobrevalorada superioridad del hombre, de sus propios compañeros, sin el menor menoscabo de su condición de mujer», insiste la autora granadina.El ‘regreso’ metafórico de estas mujeres tanto del olvido como del exilio se ha producido «en parte, porque sus vidas, su labor, sus empeños y progresos sociales y culturales, debieran ser objeto de estudio en las escuelas», afirma la investigadora. «Ellas que lucharon contra el silencio y el vacío de la secular postergación, al reivindicar, amparadas por la Constitución republicana de 1931, sus derechos a la plena igualdad en la esfera familiar, a la instrucción intelectual y su desarrollo en el mundo laboral, académico y social», reivindica Antonina.La gran mayoría de estas mujeres no pudieron regresar en el sentido literal del término, «quedaron ancladas en los países de acogida. Se negaban a vivir en la dictadura de Franco, tan larga y opresiva. También, por el riesgo que hubiesen corrido sus vidas, ante la feroz represión, desatada tras la victoria franquista: detenciones, cárceles, torturas, fusilamientos de tanta gente inocente», comenta la escritora.Machistas republicanosTodas ellas padecieron el machismo de la época e incluso, en algunos casos, de sus compañeros republicanos. «El arraigado machismo en España no lo podía desterrar la Constitución, de la noche a la mañana», señala la granadina. «Pero, al menos, la mujer tenía derecho a su emancipación mediante el derecho al voto, al divorcio, a la educación, a la potestad de sus hijos y su patrimonio personal, a rechazar la enajenación de sus bienes, por la capacidad de decisión que le otorgaba la ley», añade Antonina Rodrigo. La investigadora destaca la importancia de «la supresión del delito de adulterio, hasta entonces aplicado a la mujer y nunca al hombre, al contrario lo que en la ella suponía un escándalo duramente perseguido por la sociedad, en el marido era hombría».Victoria Kent fue la mujer que se vio más afectada por el machismo de sus compañeros, especialmente por los comentario de Manuel Azaña, quien escribía en su diario, el 20 de mayo de 1932: «En el Consejo de Ministros hemos ‘…logrado por fin ejecutar’ a Victoria Kent, director general de Prisiones. Victoria es generalmente sencilla y agradable… Pero en su cargo de las Dirección General ha fracasado. Demasiado humanitaria, no ha tenido, por compensación, dotes de mando».«La labor de Victoria Kent en las prisiones fue revolucionaria. Su lema era: ‘Odia el delito, colabora y redime al delincuente’. No entendieron su labor extraordinariamente solidaria», reflexiona la autora de ‘Mujeres olvidadas’.Antonina considera que el mensaje de estas mujeres, la vigencia de sus luchas por sacar a la mujer del ostracismo y la marginación, «ha conservado secretamente, todo su vigor hasta nuestros días. Nuestras abuelas, nuestras madres guardaron su esencia a través del túnel negro del franquismo, como espejo que tenían que preservar para la mujer futura, de un país libre». «La arcaica labor de la Sección Femenina y la Iglesia –añade– siempre al lado del poder, contribuyeron eficazmente al retroceso impuesto, al derogar las leyes liberadoras, que la República concedió a la mujer».VigenciaLa granadina estima que la labor de estas mujeres ‘olvidadas’ y su ejemplo, el testimonio que dejaron y sus obras se mantienen vigentes en la actualidad, porque «son nuestros modelos. Ensayaron nuevas formas de vida y convivencia, desde la cima de los cargos a las militantes de base. Accedieron a puestos ocupados tradicionalmente por los hombres, en la pedagogía, en las fábricas, en la legislatura, en la sanidad. Condujeron tranvías, camiones, aviones, con clara conciencia de su personalidad afirmaban su derecho a ser reconocidas como seres conscientes, capaces de asumir cualquier papel, por encima de la arbitraria y sobrevalorada superioridad del hombre, con frecuencia de sus propios compañeros, sin el menor menoscabo de su condición de mujer».Montserrat Roig, en el prólogo a la primera edición de este título, señala: «... el trabajo de Antonina Rodrigo adquiere un valor muy preciso y necesario: la sustitución del tiempo de silencio por el tiempo de la palabra». «Tardó mucho en romperse el silencio para dar paso a la palabra, pero había llegado», apunta Antonina Rodrigo.FICHATítulo. ‘Mujeres olvidadas. Las grandes silenciadas de la Segunda República’.Autora. Antonina Rodrigo.Editorial. La Esfera de los Libros.Páginas. 432.Precio. 19 euros.
La escritora granadina Antonina Rodrigo recupera y actualiza en el sello editorial La Esfera de los Libros uno de sus títulos de referencia: ‘Mujeres olvidadas. Las grandes silenciadas de la Segunda República’, esas mujeres a las que «se persiguió, se exilió, se silenció y que se ha intentado sumir en el olvido, porque fueron siempre la avanzada más difícil de someter, porque conciliaban la rebelión personal con la solidaridad universal», según la autora.
Rodrigo inició hace muchos años la labor de recuperar y dar a conocer la vida y la obra de estas grandes figuras de la Segunda República española –la vanguardia intelectual, política y artística–, excluidas de la historia de España. A pesar de silencios y olvidos, la lucha y utopía de estas pioneras forjaron a la mujer de hoy. Esta nueva edición del libro ofrece «la apasionante existencia de quince mujeres, que encarnan a cientos, a miles, cuyos nombres levantan infinitos ecos en nuestro horizonte histórico»: las revolucionarias Dolores Ibárruri, Margarita Nelken, Vitoria Kent, Federica Montseny y Maruja Ruiz; la periodista María Luz Morales; las actrices Margarita Xirgu, Antonia Mercé y María Casares; las maestras María de Maeztu y Enriqueta Otero Blanco; la pintora María Blanchard, y las escritoras María Goyri, Zenobia Camprubí y María Teresa León.
«La vida de unas mujeres que, a través de sus vibrantes testimonios, de sus escritos, de su obra, nos evocan su liberación cortada en pleno vuelo por una guerra cruel y una represión feroz. Todas ellas son eminentemente representativas. Esas mujeres un día constituyeron la vanguardia que erosionó convencionalismos y atavismos esterilizadores», dice Antonina. «Ellas tenían clara conciencia de su personalidad, afirmaban su derecho a ser reconocidas como seres conscientes, capaces de asumir cualquier papel, por encima de la arbitraria y sobrevalorada superioridad del hombre, de sus propios compañeros, sin el menor menoscabo de su condición de mujer», insiste la autora granadina.
El ‘regreso’ metafórico de estas mujeres tanto del olvido como del exilio se ha producido «en parte, porque sus vidas, su labor, sus empeños y progresos sociales y culturales, debieran ser objeto de estudio en las escuelas», afirma la investigadora. «Ellas que lucharon contra el silencio y el vacío de la secular postergación, al reivindicar, amparadas por la Constitución republicana de 1931, sus derechos a la plena igualdad en la esfera familiar, a la instrucción intelectual y su desarrollo en el mundo laboral, académico y social», reivindica Antonina.
La gran mayoría de estas mujeres no pudieron regresar en el sentido literal del término, «quedaron ancladas en los países de acogida. Se negaban a vivir en la dictadura de Franco, tan larga y opresiva. También, por el riesgo que hubiesen corrido sus vidas, ante la feroz represión, desatada tras la victoria franquista: detenciones, cárceles, torturas, fusilamientos de tanta gente inocente», comenta la escritora.
Machistas republicanos
Todas ellas padecieron el machismo de la época e incluso, en algunos casos, de sus compañeros republicanos. «El arraigado machismo en España no lo podía desterrar la Constitución, de la noche a la mañana», señala la granadina. «Pero, al menos, la mujer tenía derecho a su emancipación mediante el derecho al voto, al divorcio, a la educación, a la potestad de sus hijos y su patrimonio personal, a rechazar la enajenación de sus bienes, por la capacidad de decisión que le otorgaba la ley», añade Antonina Rodrigo. La investigadora destaca la importancia de «la supresión del delito de adulterio, hasta entonces aplicado a la mujer y nunca al hombre, al contrario lo que en la ella suponía un escándalo duramente perseguido por la sociedad, en el marido era hombría».
Victoria Kent fue la mujer que se vio más afectada por el machismo de sus compañeros, especialmente por los comentario de Manuel Azaña, quien escribía en su diario, el 20 de mayo de 1932: «En el Consejo de Ministros hemos ‘…logrado por fin ejecutar’ a Victoria Kent, director general de Prisiones. Victoria es generalmente sencilla y agradable… Pero en su cargo de las Dirección General ha fracasado. Demasiado humanitaria, no ha tenido, por compensación, dotes de mando».
«La labor de Victoria Kent en las prisiones fue revolucionaria. Su lema era: ‘Odia el delito, colabora y redime al delincuente’. No entendieron su labor extraordinariamente solidaria», reflexiona la autora de ‘Mujeres olvidadas’.
Antonina considera que el mensaje de estas mujeres, la vigencia de sus luchas por sacar a la mujer del ostracismo y la marginación, «ha conservado secretamente, todo su vigor hasta nuestros días. Nuestras abuelas, nuestras madres guardaron su esencia a través del túnel negro del franquismo, como espejo que tenían que preservar para la mujer futura, de un país libre». «La arcaica labor de la Sección Femenina y la Iglesia –añade– siempre al lado del poder, contribuyeron eficazmente al retroceso impuesto, al derogar las leyes liberadoras, que la República concedió a la mujer».
Vigencia
La granadina estima que la labor de estas mujeres ‘olvidadas’ y su ejemplo, el testimonio que dejaron y sus obras se mantienen vigentes en la actualidad, porque «son nuestros modelos. Ensayaron nuevas formas de vida y convivencia, desde la cima de los cargos a las militantes de base. Accedieron a puestos ocupados tradicionalmente por los hombres, en la pedagogía, en las fábricas, en la legislatura, en la sanidad. Condujeron tranvías, camiones, aviones, con clara conciencia de su personalidad afirmaban su derecho a ser reconocidas como seres conscientes, capaces de asumir cualquier papel, por encima de la arbitraria y sobrevalorada superioridad del hombre, con frecuencia de sus propios compañeros, sin el menor menoscabo de su condición de mujer».
Montserrat Roig, en el prólogo a la primera edición de este título, señala: «... el trabajo de Antonina Rodrigo adquiere un valor muy preciso y necesario: la sustitución del tiempo de silencio por el tiempo de la palabra». «Tardó mucho en romperse el silencio para dar paso a la palabra, pero había llegado», apunta Antonina Rodrigo.
FICHA
Título. ‘Mujeres olvidadas. Las grandes silenciadas de la Segunda República’.
Autora. Antonina Rodrigo.
Editorial. La Esfera de los Libros.
Páginas. 432.
Precio. 19 euros.
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