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viernes, 28 de junio de 2013

Robert Mapplethorpe en PhotoEspaña 2013, «desnudos perfectos»


Desnudos perfectos














Raquel Quílez | Vídeo: Giulio Piantadosi
Robert Mapplethorpe. Años 80. El genio de Long Island  (Nueva York, 1946 - Boston, 1989) se ha calmado y la tranquilidad se palpa en sus imágenes. Desnudos esculturales, iluminación perfecta, cuerpos sosegados... Un trabajo de estudio en el que la belleza manda. Atrás quedó el escándalo, la reivindicación homosexual, el sadomaso...  

Como parte de PhotoEspaña 2013, la galería Elvira Rodríguez muestra 32 de esas fotografías realizadas entre 1980 y 1989. Hay fragmentos del cuerpo humano, bodegones, formas vegetales... "Estamos en los 80, cuando Mapplethorpe ya ha superado esa carga tan polémica de los 60, con fotografías muy fuertes reivindicando su sexualidad. Fueron años trascendentales para EEUU en los que él rompe con esa falsa cultura americana y hace una exposición en el Guggenheim en la que se ven cuerpos desnudos, sobre todo de hombres. Éste es un periodo mucho más calmado, con una mirada más clásica que se refleja en el aspecto estético muy cuidado", cuenta Elvira Mignoni, una de las directoras de la galería.
Thomas, 1986
Vemos al milímetro el cuerpo de Lisa Lyon, una de sus modelos habituales. O de Michael Roth, Ken Moody o Michael Reed... "Algunos han sido sus parejas, otros no... Los fotografía por su belleza, por la perfección de sus cuerpos", explica Mignoni.
La obra de Mapplethorpe se inicia en Nueva York a finales de los 60, cuando, casi siempre en Polaroid, se dedica a captar el mundo underground que le rodea, retratando a artistas, compositores y gente de la alta sociedad, pero también a actores pornográficos o sadomasoquistas. Fueron años de llevar al extremo las drogas, el arte y el sexo. Se estaba descubriendo a sí mismo -su amiga Patti Smith lo describe bien en Éramos unos niños'- y muchos de sus trabajos escandalizaron, llegando a ser tachados de  pornografía.
Pero a principios de los 80 el eje se centra y el cambio llega a su obra, que evoluciona hacia el refinamiento y la belleza clásica, casi siempre en blanco y negro. Ya ha dejado a un lado su obsesión por la Polaroid y el collage y se centra en el estudio, donde la luz tiene la clave. "Las fotografías parecen retocadas, pero nunca lo son, lo cosigue todo con la luz", cuenta Mignoni.
Lisa Lyon, 1982
Mapplethorpe murió a los 42 años, el 9 de marzo de 1989, en un hospital de Boston, por complicaciones derivadas del sida. Y, pese a todo, supo superar al mito. "Traspasó ese aspecto mitómano de fotografiar cosas que eran tabú y descubrió la belleza que podía haber en fotografías duras pero tratadas con delicadeza y respecto por el ser humano", termina la experta.
Robert Mapplethorpe. Galería Elvira Gonzalez c/General Castaños, 3. Hasta el 19 de julio.

viernes, 20 de abril de 2012

El desnudo fotográfico



El desnudo fotográfico: de sustituto a arte por derecho propio

Una exposición del Metropolitan de Nueva York recorre la historia del desnudo en fotografía

En más de 60 instantáneas se muestran los diversos usos de la figura humana en ese género


El desnudo en la fotografía es ya todo un género, pero un siglo antes que artistas como Richard Avedon, Robert Mapplethorpe y Helmut Newton lo perfeccionaran, otros pioneros exploraron las variadas vías de retratar el cuerpo al natural y sin ropajes. La representación de la desnudez se analiza minuciosamente en una nueva exposición en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, titulada Desnudos frente a la cámara, que se podrá visitar hasta el 9 de septiembre.
En los albores del género, las fotografías de desnudo se emplearon como sustitutos de los modelos reales para pintura. Era un modo de ofrecerle al artista un posado natural, sin tener que colocar al modelo ante él durante horas. Una de las obras expuestas, una impresión en papel salado de 1853, del francés Julien Vallou de Villeneuve, titulada Desnudo femenino reclinado, es la obvia inspiración del óleo del también francés Gustave Coubert de nombreMujer con loro, de 1866, también expuesto en el mismo museo.
En la exposición se ofrecen varias muestras de ese uso casi utilitarista del desnudo en fotografía, en tiempos de los pioneros del siglo XIX. Se exhiben, sobre todo, retratos de mujeres, y uno de un hombre. Según el gusto artístico e historiográfico de la época, los retratos expuestos tienen tintes clasicistas, convirtiéndose en imitaciones del gusto atribuido a la era grecorromana. Es especialmente representativo un desnudo femenino anónimo de 1856, que remite a las conocidas esculturas de la diosa Venus.
Casi con el mismo sentido de la utilidad, en la era de los pioneros se empleó la cámara con fines de registro científico. Hay en esta exposición una imagen, tomada por Nadar en 1860, que muestra las partes íntimas de un hermafrodita. Se exponen también estudios de movimiento, de musculatura masculina e incluso algunos retratos de corte etnográfico, como Chicas zulú, de 1892-93, del estudio de G. W. Wilson.
Prolegómenos a la toma de conciencia de la fotografía como arte, esas secciones abren la vía al verdadero ingreso del desnudo en elevados círculos estéticos. En período de entreguerras, artistas como Brassaï, Man Ray, André Kertész y Bill Brandt comenzaron a integrar en sus obras la figura femenina al desnudo. Llevaron las posibilidades técnicas de sus instrumentos hasta el extremo, y pasaron del naturalismo más riguroso a la vanguardia más osada.
Desnudo femenino reclinado, de Julien Vallou de Villeneuve, 1853
Un buen ejemplo de ello es Desnudo, tomada entre 1931 y 1934 por el francés nacido en Rumanía Brassaï. El cuerpo, tal y como se compone el retrato, queda mutilado y convertido en una sucesión de curvas y relieves, luces y sombras, en la línea de las vanguardias de la época. Se exhiben también diversas distorsiones ópticas de Kertész, nacido en Hungría y emigrado a Estados Unidos. Empleando espejos de distorsión, logra un efecto expresionista, de extremidades desmesuradas y cuerpos irreconocibles.
Tras la época de experimentación, a finales del siglo XX los grandes autores de la fotografía comenzaron a emplear el desnudo como una forma de expresión personalísima, integrando la figura humana dentro de su propio discurso. Uno de los maestros del desnudo en esa corriente fue el norteamericano Robert Mapplethorpe, que colocó sus instantáneas en el centro de una guerra cultural, por su registro del homoeroticismo y de las conductas sadomasoquistas. De él se exhibe aquí un retrato de Patti Smith tomado en 1976.
En la misma corriente, si bien con un estilo distinto, se hallan Hombre jubilado con su mujer en su casa en un camping nudista una mañana, Nueva Jersey, de 1963, y Un hombre desnudo siendo una mujer, Nueva York, de 1968. Ambas pertenecen a Diane Arbus, una fotógrafa que centró su carrera en observar minuciosamente la extrañez en la esencia humana. Son ambas obras homenajes velados a aquellas personas tachadas de marginales por su diferencia. Y en ese propósito, el desnudo tiene, también, un papel esencial.